El ser humano: Un ser personal
Cada hombre y cada mujer son personas. Tienen mayor consistencia y excelencia de su ser. Su grado de ser, su unidad e individualidad superan la vida de los animales. Los intentos de explicar la realidad personal desde las semejanzas, proximidades y diferencias con los animales están viciados en su punto de partida y suelen desembocar en concepciones erróneas. Es erróneo afirmar que el ser humano es superior por su inteligencia, cuando la inteligencia se da inseparablemente en la persona, pero no constituye a la persona humana, sino que es una manifestación, habitualmente, de ella. Es erróneo identificar persona con el “yo”, o con la conciencia, ya que cada persona es “un yo personal” y la conciencia es un darse cuenta, un acto de reflexión de un sujeto, que es cada persona.
El ser personal está dado con la vida, y se desarrolla desde sus potencialidades en el vivir. La vida recibida y la vivida es la de cada uno y forman el entramado de la persona que somos cada uno, que se puede ir rectificando desde el nacimiento hasta la muerte.El interrogante ¿quién soy yo?, y por extensión ¿quién es el ser humano?, pueden ayudarnos en este conocimiento de la persona humana, que, no olvidemos, empieza a ser y se va haciendo con la vida.
Yo soy, en unidad y comprensión inseparables, mi cuerpo, mi lugar de nacimiento, las improntas de mis primeros años de vida, mis experiencias, mis aciertos y fracasos, mis proyectos, ideales y aspiraciones, mis elecciones, mis relaciones con los demás, mi etapa de la vida. Y todo ello y mucho más, como posibilidades en el tiempo y desde la libertad.Es en ese entramado y unidad de mi vida, desde el que me voy haciendo. En cada etapa y circunstancia, la vida vivida me va modelando. Será al final cuando los rasgos queden esculpidos en perfiles definitivos. Mientras tanto, podemos orientarlos y rectificarlos desde la potencialidad y la libertad que nos empujan hacia el núcleo de la expresión clásica: “llega a ser quien eres”
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